martes, 23 de febrero de 2010

Enojo (y me hago cargo de lo que dicen cada una de estas palabras)

Me enojé con la ignorancia y la mediocridad de nuestra sociedad, ¿hasta cuándo argentinos? Tenemos que tener la capacidad de salir, de una buena vez, de la potencialidad de ser un País. Ya me cansé de que me digan “si este país tuviera buenos políticos, seríamos una potencia” o “acá tiras una semilla y nace cualquier cosa”, ¡ya está! Dejemos de querer ser algo más de lo que podemos ser y miremos nuestro ombligo. Son “chambonadas” típicas del argentino que se la sabe toda. Ya está, ¿no nos damos cuenta de lo que somos? Si no lo hacemos nunca vamos a poder cambiar. Acá el más vivo es el que más caga a la otra persona, o el que mejor insulta, o el que cruza en rojo y la policía de tránsito no lo detiene, o el que no paga los impuestos....¡son todos una pelotudos! Aplaudo la ignorancia de mi País, es bueno darse cuanta de que lo somos, nos permite cambiar (o tratar de). Y nos cansamos de llenarnos la boca diciendo que somos los mejores, los más inteligentes; entonces, ¿por qué carajo estamos así?

Y lo político, y lo social. Son uno, son un espejo. Si el político roba nos quejamos, y nosotros nos cansamos de transgredir normas, leyes ¡Qué hipócrita que somos argentino! Nos llenamos la boca de payasadas, usémosla para decir cosas que queden y construyan, para putear que tan bien nos sale.

Rivalidades, viles rivalidades en un País pasional y sin capacidad de discernimiento. Me da miedo. Tiemblo de solo pensar en que todo se queda en la “hepidermia”, en la superficialidad banal que venden los medios y que los periodistas (in) dependientes defienden. Ellos que tendrían que ser el cambio, el “click” (o no se qué) se ponen a jugar este juego sucio y perverso de pintar y querer armar un país desagradable. Golpes militares, la Guerra de Malvinas, el campo y los grandes lobbys oligarcas que se cansan de pedir una repartición equitativa (o igualitaria, que es peor) de las riquezas ¿Me están cargando? Sociedad Rural, bendita seas por los males a este País. Desde Roca hasta Néstor Kirchner.

Defender lo indefendible, ¿para qué darle de comer a monopolios que han destruido y fundido el país? Es categórico el ejemplo de los noventa de Menem ¿Para qué? No quiero, con esto, entrar en las rivalidades público-privado. Porque las rivalidades no hacen bien a nadie, son extremos, son nada. Está más que claro que el más marxista (más que Marx) ha privatizado algún que otro servicio público, y el más liberal (más que Smith o Locke) ha dejado en manos del Estado otros tantos.

Pero es la rivalidad la que nos lleva al suicidio como sociedad ¿Hay que ser de River o de Boca?, ¿hay que ser Unitario o Federal?, ¿Del flaco Spinetta o de Charly (o, si lo llevamos a bandas: de Soda o de Los Redondos), ¿peronista o radical? y, como el bipartidismo se rompió, ahora “K” (zurdo oficialista) o del campo, o de la oposición (que se opone hasta en la manera de mirar o de mover los micrófonos cuando habla la Presidenta) Pobre País, en vez de construir Democracia (des)construye ideales que se cultivan con pirotecnia y papelitos; con algún que otro choripan y más de cincuenta años de clientelismo. Pobre País, ya debe de estar cansado de tanta mediocridad. De defender causas in-nobles solo por poder ir de vacaciones a Europa o comprar más (y mejor) tecnología o sentirse “poderoso” por cortar una ruta y parar a todo un país, ¡Qué frívolo que somos argentinos!

Pobre país, ¿qué será de los pensamientos de Mariano Moreno, o el último Alberdi?, ¿dónde quedó el patriotismo de San Martín y de Belgrano? Pobre mi País, pobre. En fin, está en la edad del pavo todavía: va a cumplir 200 años de (in) dependencia.

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